El objetivo del proyecto es conectar las rutas terrestres y fluviales de los senderos de trekking de la cordillera de los Andes en Chile. Todos los años, ventiscas mortales barren las laderas de las montañas; como en 2005, donde murieron 45 soldados que buscaban desesperadamente un refugio. En los últimos años, la región ha despertado el interés de los turistas, a quienes les gusta practicar senderismo en verano y en invierno. Teniendo en cuenta los peligros del lugar y su trágico pasado, un refugio parecía esencial.
La cabaña está formada por dos volúmenes modulares de doble altura, que descansan sobre un armazón desnudo semielevado. Estos volúmenes reinterpretan la tipología de las construcciones locales y se hacen eco de los elementos geográficos del entorno, como las montañas, los volcanes y la laguna. Se trata de un refugio de 49m2 que pretende fomentar el ecoturismo en la zona y servir de refugio en casos de tormentas violentas, utilizando la madera como significado de memoria identitaria y tradición. Sin embargo, las condiciones meteorológicas extremas y la particular topografía hacen del volcán Antuco una zona difícil para la construcción. Para construir este espacio seguro, son esenciales los materiales ligeros y una ejecución fácil. Este proyecto es un modelo de refugio, concebido para ser construido fácilmente en lugares extremos, con capacidad para soportar condiciones meteorológicas extremas, como nieve, viento, terremotos, inundaciones, etc.
Aparte de los cimientos, que debían anclarse sólidamente en el suelo con hormigón, la estructura es totalmente de madera. La densidad de la estructura permite construirla con secciones y longitudes pequeñas que pueden transportarse fácilmente. La propia estructura está diseñada para soportar cargas elevadas y disipar fuerzas dinámicas como el viento y los terremotos. La inclinación del tejado permite que la nieve caiga lentamente, evitando que cause demasiado sobrepeso en la estructura. También se cree que todo el proyecto es autosuficiente.
Los paneles solares y una batería adicional garantizan que la cabaña tenga energía, incluso en caso de tormenta de nieve durante al menos 3 días, para que el rescate pueda llegar a tiempo. El refugio tiene también un horno de leña, de modo que incluso sin electricidad se puede calentar la cabaña. Gracias al pequeño volumen y al aislamiento total, el refugio necesita poca energía para mantener su temperatura, lo que lo hace perfecto para el invierno de los Andes. En verano, la ventilación natural permite refrescar el interior, sólo por el flujo de aire creado por las ventanas. El agua que caiga sobre el tejado se recogerá y almacenará en un depósito de agua. Esta agua se filtra y puede volver a proporcionar a los ocupantes del refugio las necesidades básicas.